lunes, 19 de febrero de 2018

You have to win this game (C-64)

12 de febrero 2013
Es un poco raro para mi hacer una reseña de “You have to win this game”. Y digo raro porque realmente no se como encarar esta especie de mezcla bizarra de nostalgia PCera de los 80s con gráficos CGA y sonido de speaker, con todo lo que significa el hecho de poder jugarlo en una Commodore 64, en una brillante conversión… Es como si tuviese que hablar no solo del juego -o no particularmente de el- sino también de las circunstancias que lo rodean y el grado de nerdismo casi “circense” que roza.
Y es que “You have to win this game” salió hace unos meses para PC, constituyéndose en otro intento indie por acariciar la nostalgia de los 8 bits plataformeros (para los neófitos: juegos de saltar sobre plataformas, generalmente bidimensionales de perspectiva lateral) pero aplicándole conceptos modernos, tales como los múltiples checkpoints que eliminan la frustración a la cual este tipo de juegos nos tiene acostumbrados.
Con gran placer (y un poquito de orgullo. Los commodorianos somos cada vez menos, pero la tenemos cada vez mas larga) me entero que salió una versión que corre perfectamente en nuestra queridísima panera… y aquí me tienen, probando este juegazo y divirtiéndome como un niño al ver una vieja caer desde cierta altura. Un juego simple, con gráficos cuatricolores inspirados en la paleta estandar -y horrible, pero a esta altura nostalgiosa como pocas- del CGA. Vale decir que la conversión a la C-64 se realizó perfectamente y en ningún momento puede verse nada raro, ni en fluidez ni en nada.
Claro que tratándose del chip SID, podrían haberle puesto música y de la buena… Pero es entendible, se trata de un port, y el concepto del juego es clarísimo: Sonido de speaker en una fría pantalla de un compatible IBM de los 80s…
El juego es simple: Recorremos todas las habitaciones (no hay scroll) tocando algunas campanillas por el camino (los checkpoints) y recolectando dinero que vendría a ser el objetivo principal del asunto. Enemigos que esquivar y trampas que desactivar nos acechan, y nuestro único recurso es saltar y calcular muy bien los píxeles que nos separan de la muerte. El gameplay es excelente, y la dificultad puede ser elevada en alguna que otra pantalla, pero al tener vidas infinitas que nos dirigen al instante al lugar donde hicimos sonar la última campanilla, no podemos quejarnos sin que nos tilden de niñas. Por otra parte algunas pantallas tienen “puzzles” que nos llevarán un par de muertes resolver, pero en aquellos tiempos la gente acostumbraba morirse seguido, por eso los juegos eran mas difíciles.
You have to win this game tiene algo que siempre me gustó de los juegos de plataformas sin scroll lateral: Cada pantalla tiene un título, a veces orientativo, en otras ocasiones alegórico y hasta poético. Al igual que Jet Set Willy (del cual hablaré un día de estos, cuando me levante de buen humor y no me toquen timbre los Testigos de Jehová ni los cuñados)  y el ya comentado VVVVVV (que, curiosamente, también es un juego que rinde culto al pasado y que luego tuvo un port para C-64), cada pantalla tiene personalidad y uno termina encariñándose con cada una de ellas, aunque se trate de una simple zona de transición-pasillo.
Los gráficos, a pesar de la paleta chota que usa, son muy buenos, totalmente “legibles” y con una fluidez envidiable. Se nota la mano de los coders aquí, porque no es fácil hacer lo que hicieron y con la precisión que lograron. Los controles son suaves como la voz de Samba Quipildor, respondiendo perfectamente a nuestros designios (y sin que podamos echarle la culpa de nuestra desgracia).
Si, puse muchas capturas de pantalla para que vean que efectivamente lo jugué. Y tienen derecho a dudar, mis queridas palometitas, ya que me he estado tirando a chanta ultimamente, escribiendo poco y nada e hiriendo los sentimientos de la gente que, en manada, se asoma por la ventana de internet y dice “upa, este pelotudo se debe estar manoseando”. Cuanta razón tenía ud. Señora! Pero esos tiempos han cambiado, porque ahora ya no hago mas nada de aquello.

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