lunes, 19 de febrero de 2018

Battle Line (versión p&p) – Un clásico de Knizia, fácil y complejo


// febrero 9th, 2013
En todos los mundos que existen en esto que llamamos “realidad” (como dijo el poeta: Hay otros mundos, pero están en este) pueden encontrarse personajes alrededor de los cuales giran los flashes, las cámaras, las chicas en pelotas y algún que otro gordo con camisa hawaiana. Son las famosas “Rock Stars”, y no solo se manifiestan en mundillos que estén relacionados con la música o el espectáculo… Están por todas partes, y en mi opinión personal, son beneficiosas.
John Romero era el Rock Star del mundo de los videojuegos allá por mediados de los jodones años 90… El tipo diseñó los mejores niveles del DooM y solo por eso ya se merece que tooooodos los lectores de Epimundo.com (inclusive las señoritas que compran hornos eléctricos y consumen golosinas) le bailemos en ronda mientras nos tomamos de la mano y cantamos el Himno de Monrovia. Luego hizo Daikatana y todo se fué a la mierda, claro… Pero este tipo de figuras son necesarias para atraer público, para demostrarle al pueblo soberano que SE PUEDE ganar unos mangos -e incluso forrarse de guita- laburando de lo que a uno le gusta y en lineas generales para darle dinamismo al hobbie o lo que se pretenda propagar.
Bueno, en el mundo de los juegos de mesa existen varios personajes “importantes”… pero Rock Star como Reiner Knizia, difícil que haya otro. El tipo tiene sus detractores ya que como diseñador es uno de los máximos exponentes del “estilo alemán” (EuroGames, en definitiva: Poca confrontación directa entre los jugadores, predominio de las mecánicas por sobre el tema, escasa -o al menos acotada- duración de las partidas, el azar como “aleatoriedad” antes que como “pura suerte”, etc.), pero aun así ha ostentado el trono de Ídolo durante mas de una década, y eso no es moco´e pavo, ahijuna.
Y hoy les quiero hablar de un clásico juego de cartas que el gran Reiner (del cual, confieso, me considero admirador aunque aun me falta jugar a fondo varios de sus juegos) nos legó allá por el año 2000 y yo vengo a conocer recién ahora (y encima en un par de versiones Print & Play, porque además de ser mas baratas son mas bonitas). Su nombre es Battle Line, y su mecánica es tan simple que, confieso, cuando leí el manual por primera vez pensé que me encontraba frente a un juego clásico de cartas al estilo “Canasta” con algunos toques de control de territorio, y no me pareció gran cosa… Pero cuando lo probamos con mi mujer y compañera en este vicio que son los juegos de mesa, notamos que en este juego podía haber algo interesante, mas allá de lo que en plena superficie puede verse si no se presta demasiada atención.
El juego tiene “tema”, pero es tan difuso que se presta demasiado al rediseño (lo cual en un juego de cartas de esta índole me parece mas un acierto que una falta), así que luego de haberme impreso y ensobrado una versión mas similar al diseño gráfico original (guerra en la Edad Antigua, griegos, romanos, y cosas) me decidí por otro rediseño MUCHO MAS GROSO (y mas completo, ya que al primero le faltaba un color… por suerte pude aprovechar las cartas para darles firmeza a las otras al colocar ambas en los folios) que es el que pueden ver en la 1ra y 3ra foto de este post -No se preocupen, al final de todo está el link para descargarlo-. Que colores, y que bien queda este juego desplegado sobre la mesa, jo´er!!
Y de que va la cosa? Bueno, la mecánica es muy simple: En el centro de la mesa se colocan nueve “banderas” (en las fotos están representadas con gemas naranjas) y a cada jugador (siempre son dos) se le reparten siete cartas de un mazo de 60 compuesto por números del 1 al 10 y seis colores. El objetivo del juego es “reclamar” las banderas jugando combinaciones de cartas en cada una de ellas y confiando en que van a superar a las combinaciones creadas por nuestro rival “de el otro lado de la banderola”. Los juegos que pueden hacerse se componen de tres cartas, y a excepción de ese pequeño detalle se asemejan mucho en variedad y ranking a los del poker:
-Escalera de Color
-Tres del mismo número
-Tres del mismo color
-Escalera
-Nada (en este último, y en caso de empate con el juego del rival, las cartas mas altas ganan)
Cada juego le gana a todos los que lo preceden (Escalera de color le gana a cualquier otro juego que no sea efectivamente otra escalera de color compuesta por cartas de mayor rango). Las cartas se van jugando por turnos y de a una, no pudiendo quitar de la mesa las cartas que ya han sido jugadas…. Excepto por obra y gracia de unas cartas especiales (encontradas en otro mazo mucho menos numeroso) que cada jugador puede robar y utilizar  a gusto y piaccere (para que el juego no se desmadre y se convierta en un festival de cartas “especiales” que hacen efectos locos, existe dentro del juego la regla que impide a cada jugador usar una cantidad mayor de estas wild cards a las ya jugadas por el contrincante + 1. O sea que si mi rival ya jugó una, yo puedo jugar dos, no mas) y que tienen superpoderes tales como actuar de comodín, eliminar una carta del rival, etc… Cool stuff.
Gana el jugador que pueda reclamar cinco banderas o tres consecutivas (abriendo de este modo una “brecha” en las lineas enemigas… si, algo de narrativa tiene el juego, no sean forros!) y la reclamación se hace cuando el jugador puede probar que ya es imposible formar un juego mejor que el ya jugado (por ejemplo, si ya las cartas necesarias para que el rival le gane han sido jugadas en la mesa, solo que en otras banderas o bandos).
Por qué me gusta tanto el Battle Line? Porque es elegante, rápido, dinámico y si bien depende un poco del azar ya que las cartas se van robando de un mazo a ciegas y es necesario tener cartas altas para poder disputar algunos juegos reñidos, también deja muchísimo espacio al cálculo de probabilidades y hasta al bluff (mi rival robó una carta especial, pero todavía no la usa… Será la Niebla que anula el juego que se disputa en esa bandera y solo toma en cuenta los valores de las cartas?). Tiene la suficiente complejidad como para requerir varias sesiones hasta disfrutarlo enteramente, y las reglas son simplísimas. La duración de las partidas no llega a la media hora y siempre es tentador jugar “uno mas” para desempatar.

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