// febrero 4th, 2014
Que los rusos hacen cosas locas no es algo que tenga que venir a decírselos yo, verdad? En Rusia la gente maneja en pedo, lanza misiles balísticos (en pedo también), viaja al espacio (probablemente en pedo) y también, por que no, inventa bebidas gaseosa en base a pan negro… y luego probablemente le pone vodka, pero eso no me consta así que tampoco es cuestión de ir murmurando cosas de los rusos que tan buenos son, aunque a veces se pongan un poquito en pedo.
El caso es que hoy voy a hablarles de una bebida Nacional & Popular eslava, que ultimamente ha caído un poco en desuso -como es lógico, por otra parte… el estilo de vida citadino conspira contra los brebajes tradicionales y que requieren esfuerzo en su preparación, decantándose la gente por gaseosas mas industriales como la Coca-Cola y el Fernandito- pero que todavía sigue dando que hablar entre los espíritus aventureros: El Kvass (pronúncienlo como les salga). La pregunta del millón que todos se estarán haciendo es si contiene alcohol, verdad picarones? Bueno, al principio no tiene nada, luego tiene apenas, menos que una “cerveza sin alcohol”, algo así como 0,4% o menos, aunque a medida que pase el tiempo en la botella, su contenido alcohólico irá subiendo, aunque nunca llegará a parecerse siquiera a una sidra. Lo pueden tomar las mamases y los papases, los nenetos y las nenitas, la abuelita y el muchacho que reparte las boletas de Edesur casa por casa y que tanto amamos… así que hagamos Kvass, convidémosle al cartero y toquemos la balalaika, porque Rusia se puso al palo, MAL MAL.
Lo bueno de todo esto es que podemos hacer esta bebida solo con un poco de pan negro (salvado, centeno, etc.), azucar, piel de limón, agua y levadura. Nada mas que eso alcanza, aunque si tenemos algunas pasas de uva, el resultado será aun mejor. Para los impacientes de toda la vida, les adelanto que las cantidades a utilizar se encuentran al final del post… pero no vayan aun, no sean botones.
Podemos comenzar la receta directamente tomando algunas rodajas de pan negro que se haya puesto viejo y queramos reciclar… o mejor aun: Podemos hacer nuestro propio pan a gusto y piaccere (hard mode). Yo elegí esto último porque soy un rebelde y me gusta experimentar cosas nuevas, pero ambas opciones son buenas, no vaya a creer. En caso de que hagamos nosotros mismos el pan, no es necesario hacerlo levar ni nada, basta con que los ingredientes terminen siendo cocinados en el horno y tostados… no nos lo vamos a comer, solo lo vamos a utilizar para el “brewing” o infusión en agua caliente, de manera muy parecida al proceso de la fabricación de cerveza. Yo utilicé un poco de harina integral, agua, un poco de azucar y una cucharadita de café para darle fuerza y flavour. Cocinamos el pan en el horno, lo cortamos en rodajas y lo volvemos a meter en horno bien caliente, hasta que se tuesten por completo (tiene que quedar negro por fuera en su mayoría, sin que se queme del todo hasta el centro del pan… con que se ennegrezca la superficie ya es suficiente, con las puntas y las zonas mas finas tipo carbón (es un buen indicativo de que ya es suficiente cocción… también funciona si queremos saber cuando es momento de dejar de tomar sol en la playa: cuando las partes mas finas de la piel se parecen a un carbón, ya es momento de llamar al SAME, relajarse y disfrutar)
Que hacemos con el pancito tostado? Llenamos una cacerola con agua pasada por el filtro para quitarle el cloro (en caso de no tener filtro no hay ningún problema: Solo la dejamos hervir unos minutos antes de apagar el fuego en el próximo paso) y la llevamos a punto de ebullición. En cuanto hierva, apagamos el fuego y le agregamos el panino, un poco de cáscara de limón y si tenemos un puñadito de pasas de uva. Procuramos que el agua cubra el pan y dejamos reposar 8 horas, con la olla tapada.
Pasado ese tiempo, viene la parte divertida (believe me): en un bol, ponemos dos tazas de azucar, un poco de agua segura (sin cloro, hervida, etc.) y medio pan de levadura . Mezclamos bien, le quitamos el pan, la cáscara de limón y las pasas a nuestra olla de infusión (tratamos de limpiar bien todo para que no queden muchas impurezas) y le agregamos la levadura con el azucar. Revolvemos y tapamos durante seis horas:
Abrimos la olla y nos encontramos con algo como esto. Una especie de cerveza dulce que no para de burbujear y crear espuma! Si por una de esas malditas casualidades no se verifica espuma ni burbujas de ningún tipo, es probable que nuestra levadura haya muerto en el proceso y ello es debido a que la sometimos a altas (o muy bajas) temperaturas en algún momento… acuérdense de no diluir el azucar con agua CALIENTE antes de echar la levadura, porque sin dudas eso la matará y ustedes no podrán dormir por las noches por asesinos en masa. La solución es simple: agregar un poco mas de levadura viva a la olla y dejar reposar por unas horas hasta que se verifique el proceso.
Embotellamos (en botellas de gaseosa plásticas, las cuales aplastaremos un poco antes de tapar, para permitir que los gases de la fermentación (que seguirá ocurriendo por varios días mas) no revienten la botella y tengan lugar para expandirse. En 12 horas está listo para ser consumida, y a medida que pase el tiempo irá perdiendo sabor dulce y ganando un poco de alcohol. Ir revisando cada seis horas, y si las botellas están muy infladas, aflojar un poco la tapita para liberar gas, y luego volver a cerrar con fuerza.
Espuma, burbujas, un ligero sabor a trigo mezclado con aromas que probablemente jamás hayan conocido antes. Así es el Kvass, la bebida de la camaradería.
Receta:
250 gramos de pan negro
dos tazas de azucar
piel de un limón
medio pan de levadura (25 g)
un puñado de pasas de uva
cinco litros de agua sin cloro
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