domingo, 13 de febrero de 2022

My dinner with Andre (1981) -- Una película diferente

 

Artículo publicado originalmente el 9/4/2011


Cuantos de ustedes son capaces de mantenerse sentados, quietos (sin comer nada, sin levantarse a cada rato a estirar las piernas, sin lanzarle maiz inflado a la pantalla, etc.) mirando una película en la que No Pasa Nada emocionante? Se aguantan una pelí que nos muestra EN TIEMPO REAL (dos horas) el desarrollo de una cena entre dos viejos conocidos?

Si la respuesta es negativa, les pediría que hagan un esfuerzo en esta ocasión porque vale la pena. Y mucho.

“Mi cena con Andre” es una de esas películas que los yankis catalogan como “art movie“. Ya se sabe: Están las películas “normales” (Hollywood style) y las “artísticas”, “intelectuales”, etc. Que por lo general son extranjeras (francesas en su mayoría, aunque hay buenos exponentes italianos y de Europa del este). Películas que no tienen robots gigantes ni efectos especiales que te vuelan la peluca, y que a menudo deben recurrir a otros recursos para dejar alguna huella en la historia de la cinematografía. Para quién no es muy ducho en la materia (entiendo que la mayoría de los jóvenes menores de 20 años que frecuentan -eso espero- Epimundo no han tenido mucha oportunidad de ver cine mudo, cine en blanco y negro y cine surrealista europeo) recomiendo comenzar con algunas de las mas laureadas películas de Fellini, y luego darle para adelante con todo lo que tenga buen puntaje en RottenTomatoes.com :D

Dos viejos conocidos del ambiente teatral vuelven a encontrarse después de varios años… Wallace se pregunta que cosas tendrá para contar Andre, que sucesos “graves” habrán acontecido en su vida para que ese sujeto se haya tenido que ausentar del mundo artístico americano y haya “tenido” que viajar al Tibet, a la India y a vaya uno a saber que otros lugares locos…

La cena comienza y pareciera ser que Andre tuvo muy buenas-malas razones para abrazar un estilo de vida bohemio y New Age (perdón que recurra tan seguido a los links, pero soy consciente de que muchos de los términos que necesito utilizar para hablar de esta película le parecerán extraños a los mas jóvenes… y yo quiero que lo´pibe´se interesen por el cine no-mainstream en lugar de ahuyentarlos con barato perfume de intelectual). La conversación va cambiando de foco y Wallace se atreve a cuestionar algunas de las flasheras ideas de Andre (muchas veces con razón… aunque no siempre). Wallace es mas terrenal y simple, ansioso como todo newyorkino, creyente en la ciencia y de buen corazón. Andre es mas espiritual y complejo, repleto de pensamiento mágico y amante de vivir cada momento al extremo, con intensidad y sin pensar en el futuro o el pasado…

Lo interesante de la película es que no se decide por el camino mas fácil (“Andre tiene razón: Vivimos en un mundo mecanizado que deja morir las verdaderas cosas bellas de la vida. Oriente tiene la posta, etc…”) sino que mas bien nos presenta a dos personajes que comparten buenas intenciones e incluso buenos argumentos. Ninguno de los dos tiene toda la razón y Wallace realmente presenta buenas ideas sobre como disfrutar la vida sin necesidad de escalar el Himalaya o vivir 20 años en un templo budista. Lo interesante es que Andre -mas allá de sus desaciertos argumentativos- plantea cosas tan simples y a la vez tan olvidadas por el ser humano moderno que no puede sino dejar una huella importantísima en el cerebro de Wallace.

Tal vez ambos tengan razón, tal vez no… pero lo que sí es seguro es que visualizar “My Dinner with Andre” resultará ser una experiencia positiva y desestructurante en estos tiempos de frenesí y Gran Hermano que estamos viviendo.

Casi dos horitas de charla, y -quizá- una vida entera para recordarla.

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